He vuelto a
escribir nuevamente en este blog porque, en estos últimos días, se ha difundido la noticia/rumor sobre la posible desaparición del denominado
Programa ESCUELA 2.0. La misma, como muchos ya saben, surgió del periódico ABC expandiéndose en la twittersfera (#esquela2.0)
y provocando más de una entrada de blog (por ejemplo el magnífico "El fin de la escuela 2.0 y hacia donde va el mundo de J.
Adell).
El
titular en el periódico aludido es toda una declaración de intenciones:
"Educación elimina por ineficaz el plan Gabilondo de <un
ordenador por niño>". Sin embargo, el titular es engañoso, ya que
la lectura de dicha nota de prensa no hace referencia a que el Ministerio de
Educación haya aprobado o decidido la supresión del programa Escuela 2.0, sino
que recoge, por una parte, algunas palabras del Ministro refiriéndose a la
necesidad de evaluarlo antes de seguir invirtiendo en el mismo y por otra, se
incluyen las opiniones del director del Instituto F de Investigación
Educativa y del director de Instituto de Técnicas Educativas
del CECE (Confederación Española de Centros de Enseñanza), en el marco
de la presentación de un estudio de la propia CECE denominado Informe
sobre Tecnología Educativa 2011 donde se hacen evidente su disgusto con
dicho programa y que el reportaje amplifica. El dato que quisiera destacar
es que, a pesar de que el titular de ese artículo afirma que se elimina el Escuela 2.0, el
Ministerio de Educación todavía no ha tomado oficialmente esa medida, al menos
por ahora. De hecho, a día de hoy, en la web
oficial tanto del Ministerio de Educación como del INTEF -antiguo ITE- el
programa Escuela 2.0 sigue apareciendo como parte de las iniciativas o planes
institucionales.
En
fin, ¿qué me sugiere todo esto? Que estamos ante un globo sonda para solicitar o anunciar la supresión de otra medida o plan educativo del anterior gobierno socialista. Era
(y es) previsible que, en los nuevos tiempos gubernamentales, el programa
Escuela 2.0 fuera puesto en entredicho y cuestionado ya que dicho plan ha
estado demasiado ligado al anterior equipo ministerial, y desde su inicio
incluso ciertas comunidades autónomas (Madrid y Valencia) han sido beligerantes
con el mismo ninguneándolo todo lo posible. En fin, cosas de las batallas
partidistas de nuestros queridos políticos que enredan más que arreglan.
¿Qué
escenario es previsible a corto y medio plazo?
En estos
tiempos de recortes, de tijeretazos de corte y confección económica de las administraciones públicas, es de
suponer que una pieza jugosa a cobrarse pudiera ser reducir (o eliminar todo lo
posible) la adquisición y compra de tecnología -ordenadores portátiles- para el
alumnado de la escuela pública. Seguramente el ahorro en aparatos, tanto para
los gobiernos autónomos como del propio Ministerio de Educación, sea notorio y,
si los vientos no cambian, es previsible que la llegada de las
tecnologías digitales a los centros educativos públicos comience a menguar, aunque
intuyo que seguramente no desaparezca.
Eliminar
políticas destinadas a introducir las TIC en las escuelas sería una
irresponsabilidad política que un gobierno de un país desarrollado europeo,
como es el caso de España, no puede asumir. Hacerlo sería dar la espalda a la
realidad económica, social y cultural de la sociedad digital. Sería navegar
contracorriente tanto ante las necesidades de la sociedad del siglo XXI, como
de todas las tendencias internacionales. Sería negar la posibilidad de formar,
preparar o alfabetizar a los actuales niños y niñas –futuros ciudadanos- ante
el uso inteligente de las herramientas y de la cultura digital.Si desaparecen proyectos gubernamentales de inversión y dotación de TIC en las escuelas públicas los perjudicados serán los niños y niñas de los sectores económicos más desfavorecidos, porque aquellos centros cuyas familias puedan compran ordenadores, estoy convencido, que no renunciarán a usarlos con fines educativos.
¿O acaso, en
esta segunda década del siglo XXI, se pueden desarrollar proyectos innovadores
y de excelencia educativa, como se dice ahora, sin que existan en las aulas
tecnologías y acceso a Internet? Sería como querer enseñar a leer, sin poder
disponer de libros o documentos escritos. Para enseñar competencias ante las
nuevas formas culturales es imprescindible la disponibilidad de tecnologías de
acceso al ciberespacio en los colegios. Sin TIC en las aulas no puede haber
enseñanza ni aprendizaje competente para enfrentarse adecuadamente a la
cultura, economía y sociedad del siglo XXI. Y los proyectos o planes como el
Escuela 2.0 no es un invento exclusivo del anterior gobierno, sino que responden a una tendencia internacional conocida como modelo 1 a 1
(es decir, un ordenador por alumno) que está desarrollándose en distintas
latitudes y geografías del planeta. Véase, por ejemplo, el número
monográfico publicado recientemente por la Revista Iberoamerica de Educación
sobre este modelo en distintos países.
Intuyo que
la inversión gubernamental en España –tanto por parte del Ministerio de Educación
como de los gobiernos autonómicos- en TIC continuará, no sé si bajo el paraguas
del programa Escuela 2.0. Creo que lo más probable es que adopte otra
denominación o nombre de forma que sea presentada ante la opinión pública como
un cambio de la política educativa ante la Tecnología en Educación que impulsa
el nuevo gobierno. Al final, será el mismo perro (es decir, introducir TIC en
el ámbito escolar), pero con distinto collar (en vez de Escuela 2.0, tendrá
otro nombre). Eso espero, porque la supresión total de cualquier programa TIC representará que las escuelas públicas no puedan formar a sus alumnos con las herramientas culturales del actual presente. Es decir, significará que los alumnos formados en el sistema escolar público estén en condiciones de desigualdad en el acceso a la cultura digital.
Creo que
para los que somos educadores lo de menos es la etiqueta o denominación de estas
políticas de modernización de la enseñanza en las escuelas. Lo relevante son,
evidentemente, las metas y el contenido de las mismas. Y todavía, no tenemos (o
yo desconozco) información de sobre los nuevos planes o proyectos ministeriales
que sustituirán a la Escuela 2.0. Habrá que estar atentos.